Han pasado cinco años desde la pandemia de la covid, ¿por qué seguimos sin ser capaces de hablar de ella?
Hemos optado por guardar silencio por el trauma. Pero evitar rememorar el dolor es la receta perfecta para no superarlo.

Hace apenas cinco años, cuando se declaró el estado de emergencia que nos mantendría encerrados un centenar de días, un autor contactó con su editora para proponerle una breve novela de amor con el trasfondo de lo que estábamos viviendo. La respuesta por e-mail vino a decir que parecía arriesgado escribir sobre la pandemia de la covid-19 hasta que no pasaran unos años y tuviéramos una perspectiva de lo sucedido. Curiosamente, cuando aún no se han cumplido dos años del fin oficial de la crisis sanitaria, en la actualidad es raro leer historias que mencionen esta experiencia colectiva de tintes distópicos. Tampoco es algo de lo que se suela conversar, aunque sin duda tuvo un fuerte impacto emocional en nuestras vidas. En un artículo publicado en Los Angeles Times durante la covid-19, el periodista Tom Bissell desaconsejaba a los novelistas tocar este tema, dado el estrés postraumático que afectaría a escritores y a lectores. Quizás aquí esté la clave de que un hecho con tanta trascendencia social —Naciones Unidas estima que causó 15 millones de muertes en todo el mundo entre 2020 y 2021— ocupe hoy tan poco espacio en nuestra conciencia.
Ficcionar la pandemia
— Pese a las recomendaciones de Tom Bissell, era inevitable que la covid-19 se colara en los libros. En 2022, Ian McEwan narraba en Lecciones la vida de un británico desde la década de 1940 hasta sus últimos días en el Londres del confinamiento. En Violeta, de Isabel Allende, se cuenta un relato que comprende desde la “gripe española” de 1920 hasta la pandemia de 2020.
— El cine también fue prolífico. En Infiesto, dos agentes españoles siguen una investigación policial al comenzar el confinamiento, y en Sick, un thriller norteamericano de terror, dos amigos pasan la cuarentena en una casa aislada donde se ha colado un intruso.