Hasta que la negligencia se haga costumbre
La compra fallida de la casa de Allende quedará como un símbolo involuntario de esta administración, una que confunde las buenas intenciones con la buena gestión, y el voluntarismo político con el verdadero ejercicio del poder
No hay una figura en la izquierda chilena que tenga un peso simbólico comparable al de Salvador Allende. Por eso, es llamativo que la compra de su casa de Guardia Vieja se haya realizado con tamaña negligencia, con tanta falta de cuidado a detalles básicos, como la inhabilidad de ministros y parlamentarios —en este caso, de su hija y su nieta— para celebrar contratos con el Estado.