¿Hospitales contra museos? La exposición que quiere acabar con “una polémica perversa”
Gregori Civera y Jorge Ribalta cuentan la historia del antiguo Dispensario Antituberculoso del Raval a través de sus fotografías y ponen sobre la mesa los peligros del debate alrededor de los equipamientos públicos

En 1993, Gregori Civera (A Coruña, 53 años), un fotógrafo de 22 años que iniciaba su carrera profesional, recibió un encargo decisivo: documentar visualmente el Dispensario Antituberculoso del barrio del Raval, en Barcelona, para un libro monográfico del arquitecto Antoni Pizza que iba a editar el Colegio de Arquitectos de Almería. Este edificio racionalista, emblema de cierta modernidad, encaraba entonces una intensa reforma para actualizar su uso y convertirse en un Centro de Asistencia Primaria. “Yo acababa de abrir un pequeño estudio al que por lo general llegaban encargos muy poco interesantes, y de pronto me encontré con aquel edificio que era gran arquitectura”, recuerda Civera, que hoy acumula una sólida trayectoria en el área de la fotografía arquitectónica y editorial. “No solo era un ejercicio técnico, sino que tenía otra dimensión que yo ya intuía, aunque aún no fuera capaz de entenderla del todo. Con aquel trabajo empecé a entender cómo funciona la fotografía de arquitectura, y también la propia arquitectura”.