Hoy no puedo ir a trabajar: por qué crece tanto el absentismo laboral en España

El número de bajas aumenta notablemente en los últimos años, especialmente aquellas que afectan a la salud mental de los empleados. Está tendencia, que tiene un alto coste económico y de productividad, está relacionada con el envejecimiento de la población y la precariedad

Jan 11, 2025 - 15:00
Hoy no puedo ir a trabajar: por qué crece tanto el absentismo laboral en España

Faltar al trabajo de forma habitual sin un motivo que lo justifique conlleva, en la mayoría de los casos, la apertura de un expediente disciplinario que, habitualmente, suele terminar en despido. Ausentarse por tener una cita con el médico, por problemas de salud o por estar de vacaciones, en cambio, está exento de cualquier represalia. Sin embargo, ambos vacíos se contemplan por igual en las estadísticas de absentismo laboral, engordando unos resultados que no han parado de crecer en los últimos años en España. Una dinámica que ha generado un debate recurrente alrededor de las causas detrás de un fenómeno con repercusiones productivas, pero sobre todo económicas. No en vano, quien sufraga las bajas laborales son las empresas y la Seguridad Social, y de acuerdo con los últimos datos, las arcas públicas acumulaban hasta octubre un gasto de 13.500 millones de euros. Un montante que supera en un 18% al del resultado completo del año anterior.

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Vacío presencial y virtual

Pese a las dificultades estadísticas para cuantificar el absentismo, otros expertos advierten de que la ausencia física del puesto de trabajo no es la única manifestación de este fenómeno. Los nuevos tiempos han abierto la puerta a diferentes formas de aparentar que alguien está trabajando, cuando, en realidad, no lo está haciendo.
Desde Grupo Castilla, empresa dedicada a la gestión y el desarrollo de software para departamentos de recursos humanos, definen otras dos categorías: el absentismo presencial y el virtual. La primera, aseguran, “está muy vinculada a la cultura empresarial presentista”, y consideran que se produce cuando “una persona empleada reduce su eficiencia y, en consecuencia, su productividad por tareas no correspondientes a sus funciones en el lugar de trabajo”. Estos expertos también incorporan dentro de este catálogo de escenas cuestiones como atender recurrentemente llamadas personales.
El caso de la variante virtual tiene su punto de partida en aquellas situaciones alternativas que permiten al trabajador alejarse del centro y utilizar nuevos espacios, como el domicilio. La incorporación del teletrabajo o los modelos híbridos que han establecido algunas empresas plantean muchas ventajas para los empleados, pero también nuevos retos, como este.
Según Grupo Castilla, la forma de controlar el auge del absentismo virtual pasa por establecer “soluciones de control horario de la plantilla más flexibles”, como el uso de teléfonos móviles que permitan hacerlo. De esta manera, “las personas empleadas pueden realizar el fichaje cuando y donde quieran”. Este método de registro laboral “se está convirtiendo en la primera opción para las empresas”, añaden. Sin embargo, el peligro inherente a la ultraconectividad es la incapacidad de los trabajadores para desconectar de su trabajo, lo que, al mismo tiempo, puede derivar en la ausencia virtual, pese a que los distintos sistemas de fichaje —independientemente del que se esté utilizando— reflejen que el trabajador está conectado.