¿Impaciencia o incapacidad para prestar atención? Cómo nos afecta quererlo (y tenerlo) todo para ya
Con el avance de la tecnología se acortan los tiempos de espera, pero también merma la capacidad de atención, sobre todo en las generaciones más jóvenes. No culpar al individuo y promover cambios sociales que revisen nuestra relación con el entorno digital son claves para fomentar el bienestar integral
Mandar un mensaje de WhatsApp, dar Me gusta a la publicación de un amigo en redes sociales, pedir un producto a una tienda online… Todas ellas son acciones que hemos integrado en nuestra vida con plena normalidad y de las que esperamos una respuesta inmediata. Ya nadie se queda esperando más de medio minuto para que el móvil le muestre un mensaje con una imagen y la excusa de “me va muy lento el ordenador” es cada vez menos creíble a la hora de postergar un proceso. La tecnología avanza y con ella se acortan los tiempos estimados de respuesta. Hasta hace no mucho, cuando se compraba algo a través de una página web se asumía que, como mínimo, el tiempo de espera hasta recibirlo iba a ser de unos seis o siete días y la realidad es que, hoy, a la mayoría se le hace largo cuando la entrega supera las 48 horas.