Invitación a una revuelta
El daño que han hecho los señores de la droga se queda en poco comparado con la pandemia de trastornos mentales promovida por las redes sociales
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El remordimiento por algunas tonterías cometidas en el pasado puede no ser estéril si nos sirve para actuar con más cabeza en el presente. Una tontería puede ser también un error, pero en ella hay algo añadido de banal y de superfluo que agrava el daño que produce en vez de aliviarlo. Una disculpa parcial es que los aciertos, los actos de nobleza, el esfuerzo en el trabajo, llevan el sello de lo mejor que cada uno es. La tontería tiende a ser colectiva, no producto de la elección consciente, sino de la sumisión atolondrada o cobarde a una consigna de moda. Algunas de las mayores tonterías de las que me arrepiento en mi vida surgieron no de una apetencia puramente mía, sino del miedo a quedarme atrás en algo que otros celebraban, de la ansiedad por compartir algo prestigioso que flotaba en el aire.