Joan Laporta y una butifarra en la Meca
Laporta, un genio del ilusionismo, ha vuelto a caer de pie con la resolución del CSD y la severa manita al Real Madrid. El corte de mangas, sin embargo, podría dedicárselo ahora al régimen de Arabia Saudí, a la Superliga de Florentino Pérez o a los comisionistas que llaman a la puerta del club
Una butifarra de pagès. O sea, un corte de mangas de campesino, en su versión catalana. Aunque un pagès no sea exactamente lo mismo. Pero da igual. Así se expresó Laporta no se sabe exactamente hacia quién cuando, liberado por la resolución del CSD sobre el caso Olmo, logró hacer lo que lleva haciendo desde que llegó al Barça: ganar tiempo. O lo que es lo mismo, generar ilusión, construir nuevas expectativas que tapan fracasos. Pedir crédito ilimitado y devolverlo con más crédito hasta que el cuerpo aguante o, en este caso, el club. Vista la manita del domingo contra el Real Madrid, el invento seguirá funcionando. Y seguro que al final del partido muchos culés hicieron su propia butifarra en casa —y en Yeda—, porque de esto va el fútbol también, de liberar tensiones, aunque uno esté convencido de que no tiene razón.