La defunción del INAI deja en un limbo laboral a más de 700 trabajadores
El organismo autónomo que vela por la transparencia estatal celebra su última sesión antes de su inminente desaparición dictada por una reforma constitucional. Los trabajadores protestan frente a la sede ante la incertidumbre sobre su futuro

El Instituto Nacional de Transparencia (INAI), que este miércoles ha celebrado su última sesión, ha quedado atrapado en un limbo laboral. Los más de 730 empleados del organismo que cuenta las horas para su extinción demandan certeza sobre el futuro de sus puestos, o, en su caso, finiquitos justos. Los comisionados han respondido claramente: no pueden ofrecer liquidaciones o indemnizaciones porque no hay recursos previstos. El Congreso no ha considerado un fondo para ello a la hora de desaparecer al instituto. La reforma constitucional que decreta su extinción, junto a otros seis órganos autónomos más, establece que todo el personal pasará a cargo de la Secretaría Anticorrupción y Buen Gobierno. La dependencia, a cargo de Raquel Buenrostro, no ha dado mucho indicios de que cumplirá. De momento, solo ha deslizado que garantizará a una parte de los trabajadores una gratificación por la desaparición del organismo. Las últimas horas del INAI han sido marcadas por un puñado de protestas, bloqueos, ruido político y hasta la intervención de la fuerza policial.