La dorada infancia de Jordi Esteva, en blanco y negro

El viajero, escritor, fotógrafo y cineasta presenta en Barcelona su primera película de ficción, basada en sus memorias ‘El impulso nómada’

Feb 22, 2025 - 05:00
La dorada infancia de Jordi Esteva, en blanco y negro

Nada dorado puede permanecer (“nothing gold can stay”) es uno de mis versos favoritos de Robert Frost, lo que no es muy original. Además, no estoy muy de acuerdo con Frost, si se me permite: si lo dorado no permanece, ¿qué hacemos aquí?, algo ha de quedar, hombre. Lo dorado para Frost eran los primeros brotes verdes de la primavera (“nature’s first green is gold”), es decir, la belleza o el hálito de nuestra juventud. Ciertamente ese estallido, ese brillo, puede parecer efímero pero hay que ver cómo se instala en nuestra memoria —es decir, permanece— para alimentar nuestras horas, las altas y sobre todo las bajas. Todo ello, Frost, el pasado, la juventud, las horas bajas, nos lleva —bien, al menos me lleva a mí, y a quien se apunte— a pensar en aquel verano, cada uno tendrá el suyo, que marcó de una manera especial nuestra vida. Ese verano en el que la infancia basculaba hacia la adolescencia, todo parecía posible y lo dulce y vulnerable se enseñoreaba del mundo (antes de que alguien diga que lo anterior es cursi: lo he tomado prestado de Mary Olivier).

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