La economía española sorprende al mundo: de oveja negra a motor europeo
España brilla en el exterior por la fortaleza de su crecimiento y los economistas internacionales vislumbran un cambio estructural en el patrón de crecimiento


Nada es eterno, la realidad es dinámica y el peor de la clase, si se aplica, también puede sacar buenas notas y convertirse en ejemplo para los demás. Todas estas máximas se acomodan a la historia reciente de la economía española, que en los últimos 15 años ha estado varias veces al borde del precipicio y ha acabado resurgiendo de sus cenizas. Ya ha quedado atrás la imagen del país que se embriagó de la burbuja inmobiliaria, aquella economía moribunda que acaparó las miradas internacionales durante la crisis financiera en una mezcla de compasión y paternalismo. También se ha alejado de la retina esa instantánea desoladora de la pandemia, cuando el PIB empezó a caer en picado sin tener nada claro cuando se tocaría el fondo. Ahora los focos vuelven a ponerse sobre España, pero de una manera diametralmente opuesta. Es el gran país desarrollado que más creció en 2024, tira de una eurozona estancada y todos los organismos auguran que el vigor se mantendrá, un desempeño que supone un destello en un clima de ralentización general y que desde fuera se percibe con cierto entusiasmo, según una decena de economistas foráneos de primer nivel consultados por EL PAÍS.