La escasez de combustible en Bolivia alienta las protestas de los transportistas contra Arce
Los sindicatos amenazan con una huelga, mientras que el presidente, cada día más contra las cuerdas, asegura que no renunciará

La escasez de combustibles volvió a poner a Bolivia al borde del colapso. Desde Cobija, en el norte amazónico, hasta Bermejo, en la frontera sur del país, los surtidores de gasolina y diésel están rodeados de vehículos de todos los tamaños que buscan aprovisionares haciendo filas que pueden durar horas y hasta días. La crisis empeoró después de que el presidente de la petrolera estatal, Armin Dorgathen, confesara que no tenía dinero para importar los combustibles necesarios para cubrir la mitad de la demanda habitual. El presidente Luis Arce aseguró que no renunciará y tomó diez medidas para enfrentar la situación que la oposición y los expertos han considerado insuficientes.