La libertad al carajo
Argentina se empeña en hacerse la difícil: como si, a falta de otros méritos, se jactara de seguir siendo incomprensible


Albert Einstein tenía razón cuando quiso sintetizar nuestra época: todo se filma, nada se transforma. En estos días la Argentina ha producido imágenes incendiarias, sangrientas, y su gobierno, pese a ellas, se embarra en el relato de una historia que no fue.