La ONU teme que el veto israelí a la agencia para los refugiados palestinos agrave la crisis en Gaza
EE UU defiende la prohibición “soberana” de su aliado, desde este jueves, a una institución con mandato de Naciones Unidas que distribuye la mitad de la ayuda en la Franja
El motor de la máquina trituradora de papel resuena en las oficinas ya casi desiertas de la agencia de Naciones Unidas para los refugiados palestinos (UNRWA, por sus siglas en inglés) en Jerusalén Este, bajo ocupación israelí, cuyas autoridades han anunciado la prohibición de esta institución a partir de este jueves. En las últimas semanas, se ha sacado numerosa documentación, se ha digitalizado el archivo y muchos otros papeles han sido destruidos, como los que salen de la máquina con aspecto de espaguetis blancos antes de ser introducidos en bolsas de basura negras. “Ni en mis peores pesadillas quería ver esto”, lamenta entre lágrimas, mientras mete objetos personales en una caja de cartón, una europea empleada desde hace casi dos décadas en el organismo y que no está autorizada a dar su nombre.
"Ya no nos disparan": El Programa Mundial de Alimentos celebra la entrega de ayuda humanitaria a Gaza
La directora ejecutiva del Programa Mundial de Alimentos (WFP) de Naciones Unidas, Cindy McCain, ha pasado unos días intensos de reuniones en Bruselas para recordar que la organización humanitaria más grande de mundo necesita fondos para seguir repartiendo alimentos de emergencia en las crisis que se multiplican por el planeta: desde Siria a Sudán, desde Haití a Goma y, por supuesto, Gaza. Este es uno de los puntos más negros de los últimos tiempos, aunque, con el inicio del alto el fuego entre Israel y Hamás, empiezan, por fin, a llegar noticias alentadoras: más de 600 camiones de ayuda humanitaria han logrado entrar cada día desde el comienzo de la tregua la semana pasada y, lo más importante, subraya McCain en un encuentro con EL PAÍS en Bruselas, de forma segura.
“Estamos trasladando comida a gran escala, que era algo que no podíamos hacer antes del alto el fuego. Y no nos han saqueado, no nos han apuntado con armas. No se ha disparado contra nuestros camiones. Y eso es muy importante, porque temíamos que no fuera a funcionar”, celebra McCain, que revela que justo antes de la tregua estuvo a punto de ordenar parar el envío de ayuda a Gaza, porque era “demasiado peligroso”.
Según datos del WFP, en la primera semana de tregua se ha logrado transportar ayuda —desde paquetes de alimentos a comidas calientes o ayuda en efectivo para “necesidades básicas”— a más de 330.000 personas en Gaza. Son 10.130 toneladas de alimentos desde el alto el fuego. Si este se mantiene, la agencia humanitaria espera poder llegar a un millón de personas al mes durante los tres próximos meses.
Con todo, advierte McCain, su agencia necesitará fondos para seguir funcionando no solo en Gaza, también en Cisjordania —donde se prepara para proporcionar alimentos a casi 4.000 personas en Yenín y ayudas económicas a casi 13.000 desplazados por las “operaciones militares” israelíes— y en otras crisis de la región y de otros puntos del planeta. Solo para mantener “a flote” sus operaciones en Gaza y Cisjordania los próximos seis meses —y la cosa va para largo, advierte McCain— el WFP necesitará 300 millones de dólares. Todo ello en momentos en que uno de los grandes donantes, Estados Unidos, está revisando parte de su ayuda internacional, lo que ha puesto en vilo a toda la comunidad humanitaria. Por ello, la jefa de la organización está dispuesta a tocar todas las puertas de Bruselas.