La preocupante tibieza de Keir Starmer
El temor del primer ministro británico a la reacción populista lo pagan sus promesas de acercamiento a la UE
Keir Starmer comenzó el pasado julio su mandato como primer ministro del Reino Unido con el firme propósito de “reiniciar” las relaciones con la UE tras los años del Brexit. Sin ánimo de resucitar un debate que dividió al Reino Unido, la victoria de Starmer representaba la promesa de reconstrucción de la buena vecindad con el continente. La Comisión Europea recuperó con entusiasmo una propuesta que había sido rechazada por el último Gobierno conservador del primer ministro Rishi Sunak: el llamado Esquema de Movilidad Juvenil. Se trataba de un plan similar al que el Reino Unido tiene ya con algunos países, que permite a los jóvenes de menos de 30 años desplazarse sin trabas entre los territorios firmantes del acuerdo, y vivir o trabajar durante periodos limitados de hasta cuatro años, sin necesidad de solicitar un visado. El fin de la libertad de movimientos era una de las consecuencias más dolorosas del divorcio.