La represión contra colaboradores del régimen de El Asad amenaza con extender la violencia sectaria en Siria
El nuevo presidente del país, Ahmed al Shara, promete instaurar la paz a la vez que se persigue a quienes “tienen las manos manchadas de sangre”

Siria bascula entre el viejo y el nuevo orden. El Gobierno provisional, formado por islamistas vinculados al grupo salafista Hayat Tahrir al Sham (HTS), aún no ha logrado extender su autoridad sobre todo el territorio, su hoja de ruta está plagada de incógnitas y, aunque el régimen de Bachar el Asad se desplomó rápidamente, la mayor parte de sus miembros y simpatizantes, así como altos cargos de las fuerzas de seguridad, siguen en el país y se niegan a entregar las armas. En el desconcierto y el caos de esta transición, sobre el trasfondo de un país destruido por años de guerras, matanzas y pobreza, se han desatado los actos de venganza o represalia, especialmente en las zonas rurales del centro de Siria, lo que ha aumentado el riesgo de enfrentamientos sectarios.