La salud del Papa obliga a una Iglesia dividida a pensar en un relevo más incierto que nunca
El dilema ya en marcha sobre el próximo pontífice topa con obstáculos inéditos: una gran fractura interna, cardenales desconocidos de 71 países y, por primera vez, el temor a campañas de injerencia con bulos y desinformación

La salud del papa Francisco, de 88 años y hospitalizado desde el 14 de febrero con momentos de alarma, empieza a abrir la conversación sobre el futuro cónclave. Ha dado pie a que fieles y no creyentes se pregunten cómo está la Iglesia, hacia dónde irá y quién podría guiarla cuando llegue el momento. Una prospección hablando con prelados y expertos vaticanos arroja tres datos esenciales: la Iglesia está dividida, con grandes tensiones internas; el cónclave es más imprevisible que nunca, por una composición inédita, en número de países y cardenales, que además son muy desconocidos; y por primera vez hay un temor de intentos de injerencia con campañas de desinformación y bulos en redes sociales.