La semilla del odio
Los lectores escriben sobre el impacto de las políticas de Trump en los migrantes, el salario mínimo interprofesional, la lectura de periódicos, y los comedores escolares

La medida más peligrosa de Trump no ha sido la salida de EE UU de la OMS o del Acuerdo de París. Tampoco la imposición de aranceles o entregar el poder del Estado a una oligarquía tecnológica dirigida por Elon Musk. Y mucho menos su idea megalomaníaca de convertir Gaza en un resort turístico. Algunas de esas medidas son fácilmente reversibles; otras imposibles de realizar. La medida más grave es haber señalado a la inmigración ilegal como el principal foco de los problemas que tiene el país y, concretamente, al inmigrante latino. Esto es una semilla de odio que puede florecer en el ciudadano norteamericano. A través de ese chivo expiatorio, el pueblo podrá dar rienda suelta a toda su frustración y agresividad e incluso tomarse la justicia por su mano, como ya está ocurriendo. Y aunque Trump se termine yendo, ese odio perdurará. Como decía el escritor estadounidense Mark Twain: “La historia no se repite, pero a menudo rima”.