La truculenta historia de la invención del fórceps obstétrico
El instrumento tuvo unos orígenes que bien podríamos denominar como macabros o novelescos

En una de sus novelas, la titulada 22/11/63, el escritor Stephen King nos presenta a un científico con las sienes “levemente hundidas, casi a juego con los hoyuelos de las comisuras de la boca”. Este atributo que Stephen King añade a su personaje no es otro que una marca de nacimiento debida al uso del fórceps obstétrico.