La ultraderecha global hierve en contradicciones tras su unidad para la foto
Vox y el resto de fuerzas que entronizan a Trump intentan parecer un bloque sólido, pero el propio líder republicano deja al aire sus incoherencias

Dos escenas de una extrema derecha en efervescencia. La primera, en Madrid. Un curtido nacionalista español, que cuenta entre sus hazañas patrióticas haber colocado una bandera rojigualda gigante en Gibraltar antes de huir a nado, lanza un mensaje que suena a advertencia a la dirección de su partido, ahora en fase de desatado entusiasmo trumpista. El respaldo al presidente de EE UU, afirma, “no significa” que “tengamos que comprar” todas sus políticas. Y cita expresamente Ucrania y los aranceles. “Nosotros no somos americanos, somos españoles”, recalca. La segunda, en Washington. Un joven puntal de la estrategia de “desdiabolización” de la extrema derecha francesa, con la que Marine Le Pen pretende disipar el hedor antisemita y filofascista del viejo Frente Nacional, cancela su discurso en una cumbre después de que el agitador Steve Bannon haga el saludo nazi.