Las 200 personas que viven entre la basura en la antigua cárcel de Palma, ante un desalojo inminente sin solución habitacional
La policía local da diez días de plazo a los residentes para abandonar las deterioradas instalaciones de la prisión, donde viven en condiciones insalubres desde hace años, ante la falta de oferta habitacional

Los muros de la antigua cárcel de Palma aún mantienen los alambres de espino que disuadían a los presos de escapar. Unos muros que se han convertido en refugio para unas 200 personas que desde hace una década comenzaron a malvivir en las maltrechas instalaciones de esta prisión, olvidada en 1999. La Policía Local de Palma se personó esta semana en el complejo y repartió a sus moradores requerimientos para desistir voluntariamente de la okupación ilegal de las instalaciones, bajo amenaza de multa y de desahucio forzoso. El ayuntamiento alega que cuenta con varios informes que concluyen que las edificaciones del complejo no están en condiciones para ser habilitadas y recomiendan dar los pasos necesarios para que nadie pueda vivir allí. Sin embargo, sus residentes se resisten a marcharse porque tampoco tienen otro sitio a donde ir.