Las chicas jóvenes están rescatando los visones de sus abuelas: ¿se acabó el tabú de las pieles?
Los desfiles, las tiendas y las calles se han llenado de pelo. Los jóvenes están rescatando los visones y las chinchillas de sus madres y abuelas y las tiendas de segunda mano los ofertan. ¿Por qué ahora?

“Las pieles no tienen cabida en el lujo”. Así de tajante fue en 2021 François Henri Pinault, dueño de Kering, el holding que posee Gucci, Saint Laurent, Balenciaga o Alexander McQueen. Poco a poco sus marcas fueron vetando el uso de pieles en sus colecciones y finalmente el grupo entero impuso una política de prohibición. Esta decisión cerró la puerta definitivamente a este material en términos de reputación (para las grandes marcas representaba ya un porcentaje mínimo de sus ventas totales) tras más de dos décadas de activismo contra el asesinato de animales para fines estéticos. En 2023, según la consultora Euromonitor, el mercado de la peletería llegó a los 3.400 millones de euros globales, una cifra nada desdeñable, pero la más baja en lo que va de siglo. Sin embargo, las redes sociales, primero, y las pasarelas, después, han rescatado los abrigos de piel (sintética o de segunda mano) hasta el punto de que, en las últimas semanas de la moda, celebradas en febrero y marzo, casi todas las grandes marcas han introducido en sus colecciones el pelo. Hacía mucho que no se veía una tendencia tan unánime.