Las injerencias de Elon Musk provocan temblores (también) en su fábrica en Alemania
El magnate trumpista insulta al canciller socialdemócrata, que apoyó la factoría, y pide el voto para a la extrema derecha, que intentó torpedearla
No se habla de otra cosa estos días en Grünheide, un pueblo de 9.000 habitantes en medio de la monótona llanura que, salpicada de lagos y bosques, se extiende entre Berlín y la frontera con Polonia. Elon Musk está en boca de todos. Los insultos al canciller Olaf Scholz. La injerencia en las elecciones alemanas con mensajes incendiarios. El apoyo entusiasta a la extrema derecha.