Las tres paradojas de Sánchez
Cuanto más asediado se sienta el líder socialista, más razones tendrá para seguir en el cargo
Cuando Pedro Sánchez optó legítimamente por ser el primer presidente en nuestra historia democrática que gobernaría sin ser la fuerza política más votada, inauguró un escenario que ha sumido al país en una excepción permanente. La debilidad parlamentaria del PSOE ha llevado al partido a sacrificar algunos compromisos centrales y una parte considerable de su capital ideológico. Al mismo tiempo, esta coyuntura ha hecho que la continuidad del presidente se asiente sobre tres condiciones paradójicas que lo convierten en un rival difícil de combatir.