Lo que vendrá
La línea de costa cambiará aún más de lo que ya lo ha hecho y las ciudades, si no entienden que son un ecosistema y no una maqueta al servicio de los coches, hervirán todavía más entre su pegajoso asfalto
Es complicado hacer adivinaciones sobre el futuro, pero una cosa les puedo decir: el País Valenciano que vendrá nada tendrá que ver con el actual. La línea de costa cambiará aún más de lo que ya lo ha hecho. Maltrecha por la erosión litoral provocada por estructuras como el Puerto de Valencia, tendrá menor capacidad de resistir una subida del nivel del mar que ya se cuenta por palmos, no por dedos. Hasta 2100, año en el que vivirán algunas de las personas que hoy en día ya pueden votar y que quizás están leyendo esto, el aumento será de unos 70 centímetros. Lo suficiente como para generar enormes problemas en la red viaria y de ferrocarriles, en el alcantarillado, en la primera línea de costa (sí, esa en la que el indigno Mazón y su apóstol del ladrillo, Martínez Mus, quieren seguir construyendo) y en todo tipo de infraestructuras. Todo ello además de borrar o alterar drásticamente buena parte de las playas que conocemos hoy en día, así como los ecosistemas litorales allí donde aún perviven.