Los monstruos no existen
Los lectores escriben sobre la violencia machista, el acuerdo entre el PSOE y Junts, lo que significa ser joven en 2025, y la adicción a la tecnología

Todavía con la resaca del 8M, enfrento lo impensable: un amigo en quien confiaba cruzó límites imperdonables con otra conocida. Me golpea entonces una vez más la certeza de que los violadores no son monstruos lejanos ni excepciones: están en todas partes, camuflados entre nosotros, fingiendo ser lo que no son, interpretando el papel de aliados mientras ocultan su verdadera naturaleza. Toda una vida engañándonos, creyéndose deconstruidos sin importar sus creencias, su historia, su manera de relacionarse. Para que, llegado el momento, aflore su auténtica masculinidad: su lado más psicótico, su violencia latente disfrazada de progresismo, su fragilidad transformada en furia cuando se sienten expuestos. Y aunque la víctima principal está siempre en el centro de mi pensamiento, el daño se extiende en todas direcciones. Todas cargamos con el engaño, con la culpa de no haber visto antes lo que ahora parece claro, con la frustración de no haber sabido leer las señales.