Los viejos fantasmas, las mismas mentiras
Álvarez-Cascos regresa del olvido para recordarnos que el PP cambia de cara, pero no de comportamiento
La lentitud de la justicia tiene a veces sus ventajas, y una de ellas es traer a la actualidad a personajes públicos que ya se consideraban amortizados –hasta por ellos mismos— y que de pronto reaparecen para demostrarnos que los vicios nuevos no son más que una reedición de los antiguos. Ahí tienen si no a Francisco Álvarez-Cascos. ¿Se acuerdan?