Madrugar menos para rendir más en el instituto
Unos horarios más adaptados al ritmo biológico de los adolescentes mejoraría, según varios expertos, su desempeño académico

Podría mejorar el rendimiento y los resultados académicos de los estudiantes si se adaptasen los horarios de entrada a los centros educativos a los ritmos biológicos de los adolescentes? ¿Podría influir cuándo se ponen determinadas clases, o los exámenes, en el desempeño escolar? ¿Podría mejorar esto, incluso, el comportamiento de los alumnos y facilitar el trabajo de los profesores? Desde el campo de la cronobiología llevan años planteándose estas preguntas y la respuesta a las mismas, basadas en la evidencia científica, parece clara: sí.
Saturación de extraescolares
“Observamos que muchos adolescentes, sobre todo los de más alto nivel económico y sociocultural, están saturados de actividades. Y en muchos casos eso les implica no llegar a casa hasta más allá de las nueve de la noche para luego ponerse a hacer deberes”, alerta Ángeles Bonmatí, investigadora de la Universidad de Murcia. Coincide el pediatra Gonzalo Pin, quien reclama especial cuidado con las actividades deportivas a última hora de la tarde. “Si un adolescente acaba de entrenar a las 21.30, va a tardar entre dos y tres horas en que todo ese nivel de excitación vuelva a una situación normal, lo que va a retrasar todavía más el inicio de secreción de melatonina”, advierte.