Maduro sabe que no ganó las elecciones
Si el fraude se consolida en Venezuela, seremos menos país y más, ya formalmente, la propiedad de una pequeña y poderosa oligarquía que usa la nación como su hacienda particular
Los venezolanos vivimos en una permanente circunstancia de pre-apocalipsis. Nuestra historia siempre está a punto de estallar. Ahora no es distinto. Un poco antes del 10 de enero, día en que constitucionalmente debe producirse el cambio de gobierno, María Corina Machado anuncia que abandona la clandestinidad y convoca al pueblo a las calles. El Gobierno, por su parte, llena esas mismas calles de soldados y policías armados. Edmundo González Urrutia les manda un mensaje a los militares, exigiéndoles lealtad como nuevo jefe de Estado, mientras Nicolás Maduro se dirige a los militares, exigiéndoles reprimir cualquier manifestación popular. A la velocidad del vértigo, se producen y se distribuyen toda clase de rumores y especulaciones. En esta película tampoco faltan gringos, rusos, chinos, iraníes… En un solo día, todo puede cambiar o todo puede seguir igual, empeorando. ¿Esta historia realmente tiene un final?