Marine Le Pen rebaja el tono de la protesta tras el pinchazo de la manifestación que convocó su partido en París
La rápida resolución de la apelación contra la inhabilitación de la líder ultra y la tibia respuesta de sus votantes el domingo calman los ánimos en el Reagrupamiento Nacional, que medita cómo afrontar políticamente las próximas semanas

La enorme tensión vivida durante toda la semana pasada invitaba a imaginar una plaza llena de seguidores indignados. El lunes por la mañana, Marine Le Pen, líder del Reagrupamiento Nacional (RN) había sido condenada a cuatro años de cárcel ―dos de ellos en firmes con brazalete electrónico― y a cinco de inhabilitación para presentarse a unas elecciones. La dirigente ultra convocó la protesta el martes e invitó a sus seguidores a reunirse en la céntrica plaza de Vauban, en París, para mostrar su indignación por una decisión judicial que calificó de “política”. El domingo, tras una insistente llamada a filas y algunos autocares fletados con militantes venidos de otros lugares de Francia, apenas se presentaron algo más de 3.000 personas. Un indisimulable pinchazo que retrata el estado de ánimo de los franceses y de sus seguidores en esta cuestión.