Más allá de la gripe: las otras consecuencias del frío
Además de relacionarse con las enfermedades respiratorias, las bajas temperaturas también favorecen la aparición de patologías dermatológicas y reumatológicas. Estas son algunas de las más frecuentes y así pueden minimizarse sus efectos


En invierno es normal descubrirse la piel seca, con pequeñas zonas descamadas o tirantes, con rojeces o picores; síntomas todos de que el frío está dañando nuestra epidermis, “la barrera más externa de la piel, que forma un sellado, una especie de capa de grasa que nos aísla de lo exterior”, como la define Pedro Rodríguez, jefe de servicio adjunto de Dermatología en el Hospital Ruber Internacional y especialista de la Clínica Dermatológica Internacional, ambos centros en Madrid. Son algunas de las consecuencias menos conocidas de las bajas temperaturas, que además de gripes y resfriados se relacionan también con ciertas patologías dermatológicas y reumatológicas, como el curioso (y a veces doloroso) fenómeno de Raynaud o ese dolor articular del que se dice que predice un cambio de tiempo. Así se puede minimizar el efecto de estas afecciones.