‘Memorias de un caracol’: perversa joya de la animación adulta nominada al Oscar
Depresiva y cruel, esta oda a la excepcionalidad está llena de pequeñas historias dentro del gran relato central creada por un artista que no se conforma con lo ya hecho, visto y mascado
“Sufrirás mucho, pero así es la vida: hay que enfrentarse a ella”. La enseñanza acerca de la existencia del ser humano, pronunciada en uno de los momentos más emocionantes de Memorias de un caracol, no deja lugar a dudas: si está pensando en ir con los niños a ver esta joya australiana de la animación en stop motion (fotograma a fotograma, con modelos y objetos físicos, y ausencia total de imágenes generadas por ordenador), y es de esos padres que en todo momento intentan resguardar a los críos de todo mal, igual debería pensarlo dos veces. La película de Adam Elliot, candidata al Oscar de la categoría, no se ahorra una: es oscura, tétrica, pesimista (o realista con información), dramática y está dotada de un singular humor negro. Es, seguramente, una pieza solo para adultos.
Memorias de un caracol
Dirección: Adam Elliot.
Intérpretes: Sarah Snook, Kodi Smit-McPhee, Eric Bana (voces).
Género: drama de animación. Australia, 2024.
Duración: 94 minutos.
Estreno: 31 de enero.