Menos dependencia del gas ruso
El corte del suministro a Centroeuropa a través de Ucrania creará dificultades, pero va en la dirección estratégica correcta
Después de casi tres años de guerra, el gas procedente de Rusia dejó de fluir hacia Europa a través de las tuberías de Ucrania en el primer día de 2025. El Gobierno de Volodímir Zelenski ya había anunciado que no renovaría el contrato con la gasística estatal Gazprom, firmado en 2019, tres años antes de la invasión rusa pero cuando ya se había producido la anexión ilegal de Crimea. Un contrato que, pese a todo, Kiev ha respetado hasta su extinción, el 31 de diciembre. La incómoda situación se ha mantenido en buena medida por la dependencia del gas ruso del centro y del este de Europa, que provocó una profunda crisis del modelo energético europeo cuando estalló el conflicto de la que muchos países aún no se han recuperado. A diferencia del petróleo, no hay sanciones europeas sobre el gas procedente de Rusia, pese a que sigue siendo una importante fuente de ingresos para Moscú que a su vez le permiten sostener la guerra. Es una de las grandes paradojas del conflicto en Ucrania.