Milei amenaza con una intervención federal a la provincia de Buenos Aires, poderoso bastión del peronismo
El presidente argentino denuncia un “baño de sangre” tras la muerte de una niña de siete años en un robo y le exige al gobernador, Axel Kicillof, que renuncie a su cargo

Kim tenía siete años. El martes pasado, esperaba la luz verde en un semáforo en La Plata (60 kilómetros al sur de la ciudad de Buenos Aires) sentada junto a su madre en el coche familiar. Dos adolescentes abrieron la puerta de lado del conductor, sacaron a la mujer a rastras, se pusieron al volante y huyeron a toda velocidad. Cuando vieron a Kim, la arrojaron por la ventanilla. Como estaba atada al cinturón de seguridad, la niña quedó colgada del coche, golpeando contra el pavimento. Tras recorrer algo más de un kilómetro, los ladrones volcaron. El cadáver de Kim quedó enganchado en un guardabarros. La política aprovechó el estupor social y rápidamente convirtió a la niña en un botín de guerra. Javier Milei pidió el jueves la renuncia del gobernador de la provincia de Buenos Aires, el peronista Axel Kicillof, y lo amenazó con una intervención federal en su distrito. Desde el peronismo tomaron el guant y lo acusaron de “destituyente”.