Miserias de la política cínica
Quienes se lamentaban de la hipocresía del antiguo orden mundial ahora se encuentran con uno que puede destruirles

Vivimos un tiempo de política cínica. Los viejos sistemas eran hipócritas: el orden liberal estaba basado en reglas salvo cuando las reglas las rompía quien podía, las fronteras se respetaban pero algunas no, las instituciones debían ser neutrales y todos trataban de hacerlas suyas. Los dobles raseros e ineficiencias generaban hartazgo e indignación. El establishment lamenta el fin de un sistema —globalización, Estados Unidos como garante de seguridad—, pero había dejado de creer en él. La visión cínica se alimenta de denunciar esa incoherencia. Pero hay que elegir bien a los enemigos: te acabas pareciendo a ellos.