Monedero era ese señor que empezaba la conga en las bodas
El liderazgo emérito y feudal del fundador de Podemos constituye el origen de la catástrofe de la nueva izquierda

Juan Carlos Monedero no era nadie, pero estaba en todas partes. Fundó Podemos y se apeó nada más empezar, en 2015, pero dio mítines, participó en campañas y apareció en todas las salsas televisivas. No fue nunca diputado, pero se paseó por el Congreso como si fuera la cafetería de su facultad. No tenía cargos en el partido, pero sí un programa en la televisión orgánica. Y no pertenecía al Consejo Ciudadano Estatal, pero metía baza en su chat. Cómo de poderoso sería este miembro de base que no se atrevían ni a echarlo de un grupo de Telegram. Para no ser nadie y no pintar nada, se le veía a todas horas y opinando de todo. Monedero en Podemos era ese señor que en las bodas organiza la conga, reparte puros y anima el cotarro, hasta que alguien, a las cuatro de la madrugada, se pregunta quién será. El novio cree que viene de parte de la novia, y viceversa. A nadie le suena, no es primo ni amigo de la mili, pero a ver quién lo echa a esas alturas.