Mucho más que una bebida: una seña de identidad (y ahora también Patrimonio de la Humanidad)
La Unesco acaba de otorgar el reconocimiento de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad a la Cultura Sidrera, que forma parte fundamental del Principado de Asturias desde hace 20 siglos. ¿Hay alguien que visite esta tierra y no pruebe su elixir?


Estrabón, aquel geógrafo griego del siglo I a.C. al que se atribuía ⎯parece que apócrifamente⎯ la cita de que una ardilla podría recorrer la península Ibérica de cabo a rabo sin bajarse de un árbol ya mencionaba en sus escritos la sidra. De esta bebida fermentada a partir de la manzana, Asturias produce más de 40 millones de botellas al año (el 80% de la que se consume en España), y su relevancia va más allá de su reputación gastronómica o culinaria: es todo un emblema cultural. ¿Qué resume mejor la identidad asturiana que un culín de sidra bien escanciado? Por todo ello, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) decidió otorgarle en diciembre de 2024 el máximo reconocimiento y nombrarla Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Un paso que supone la culminación de los esfuerzos de muchas personas y entidades para que el futuro y la calidad de esta bebida sean más brillantes que nunca.