Nicolás Maduro estrena su tercer mandato sobre los escombros de una catástrofe socioeconómica
La modesta recuperación de los últimos años no logra maquillar la emergencia económica de Venezuela: una estructura productiva en ruinas con niveles de pobreza que casi triplican el promedio regional y una enorme desigualdad
La toma de posesión de Nicolás Maduro consumada el pasado viernes inaugura una etapa marcada por profundas heridas en el tejido socioeconómico de Venezuela. La emergencia financiera, probablemente la mayor espita del descontento de la población, aún no se ha disipado a pesar de la reactivación del consumo. La crisis y el conflicto político siempre han ido de la mano y, después de una década de catastrófica gestión y el recrudecimiento de las tensiones entre el chavismo y la oposición, el Gobierno bolivariano afronta un periodo especialmente turbulento. Las pruebas de fraude electoral que el mandatario no ha podido rebatir ya han elevado la presión internacional. Estados Unidos y la Unión Europea han redoblado las sanciones y Maduro se prepara una nueva etapa de aislamiento, que como en el pasado, tendrá un impacto en la economía.