No habrá épica ciclista sin inteligencia artificial
La revolución tecnológica de los entrenamientos y la nutrición y el análisis de datos han propiciado que los mejores corredores, como Pogacar o Van der Poel, triunfen corriendo a la antigua, por instinto

Pasa San Valentín y en Úbeda se acuerdan de Machado, siempre se acuerdan, también el año que se cumplen 150 de su nacimiento en Sevilla, y un huerto claro donde madura el limonero, y la afición ciclista, siempre poética en su amor, se emociona contemplando los caminos a través de los olivos que los ciclistas recorrerán a tutta, y uno por delante, al que dirán loco generoso, genial, y que se puede llamar Pogacar o Van Aert o Van der Poel o Lazkano o Iván Romeo, y al que nunca alcanzarán, como se emociona con todo lo que huele a ciclismo antiguo, e imagina la épica entre las piedras de la recta de Arenberg en abril, y los hierbajos peligrosos en los intersticios camino de Roubaix, que rebaños de cabras segarán triscando, y al mismo corredor loco, ojalá Pogacar, sueñan, que desprecia el cálculo y la lógica acelerando y ganando siempre, como habrá hecho unas semanas antes en los caminos polvorientos de las colinas de Siena, las strade bianche y podrá hacer también en los muros descarnados de Flandes, Koppenberg y Kwaremont viejo, lluvia y viento, adoquines tallados para que no patinen las ruedas de madera de carretas medievales.