Otro cuarto propio
¿Cómo ser audaz, ambiciosa, si apenas cabes en tu espacio, comprometida, si tu cafetería y tus vecinos te duran un año? ¿Cómo cuidar la memoria si debes entrenarte para el olvido?
No se me ha escapado que, durante días, anuncios de charlas y eventos del día de las Escritoras convivieron con la noticia de que la Proposición de Ley del Sindicato de Inquilinas ni siquiera fuera a debatirse en el Congreso. Uno de los tropos preferidos en torno a dicho día fue ‘El cuarto propio’, de Virginia Woolf: más allá del necesario reconocimiento a la escritura femenina, para que una mujer escriba es necesario que tenga un cuarto propio en el que pueda estar sola y trabajar sin interrupciones.