Palideces y refranes protegen a los derrotados en la batalla olímpica, Coe y Samaranch
Ambos candidatos, considerados los más fuertes, reconocen en cierta forma que ya presentían la victoria de Coventry: “Tenemos una mujer joven con mucha energía y vamos a estar todos detrás de ella”

La elección, tal como estaba planteada, tal como hablaban los más comunicativos de entre los candidatos, Sebastian Coe y Juan Antonio Samaranch, debería alargarse en varias rondas de tensión, cabildeo, negociación, pactos traicionados, liturgia para guionistas y alarde para insiders y chivatos. Sin embargo, fue una ceremonia flash, un visto y no visto que dejó pálido al sobrio Christopher de Ketter, el secretario general, un belga de voz monótona y semblante inmutable, ironía oculta tras la fachada, que se quedó blanco al anunciar a la asamblea de votantes acabada la primera ronda: tenemos una persona ganadora (en inglés no le supuso problema mantener la incertidumbre sobre la identidad de quien había triunfado: winner, como todos los adjetivos, no tiene género); el presidente Thomas Bach la proclamará oficialmente en media hora.