Patatas gratinadas: un clásico para disfrutar sin culpa
No es el plato más ligero de la historia, pero si lo combinas con una ensalada, el ‘gratin dauphinois’ es placer cremoso en estado puro
Patata cortada en finas láminas. Lácteos en casi todas sus versiones: leche, nata y mantequilla. Un ligero toque de ajo y tomillo para subir el sabor. Todo bien gratinado. ¿A quién no le va a gustar un gratin dauphinois? Este clásico francés no ganará el premio internacional al plato más ligero de la historia, pero es mano de santo para esos días tontos en los que necesitas una buena dosis de hidratos de carbono bañados en crema. Además, siempre lo puedes acompañar de una ensaladita para refrescar, o servirlo como una simple guarnición para unas verduras, un pescado o una carne.