Píntala otra vez
El primer heterónimo de la literatura moderna lo creó Valery Larbaud, que se anticipó seis años al primero de Pessoa
Pero la gente cambia, ¿no? Ahora somos una cosa y luego otra. Incluso al que comenta que está cambiando el mundo, la hora en su reloj también le cambia, porque un reloj nunca es retrógrado. Las ciencias cambian que es una barbaridad, decía Don Hilarión y, sin embargo, muchos siguen creyendo en el concepto de escritor compacto, sin fisuras. Es como si no hubiera comenzado a difuminarse ese concepto de escritor de una sola pieza que desmitificó Pessoa al fraccionarse en una serie de personajes heterónimos. Qué estrategia, por cierto, tan hábil la suya: intérprete puntual de la crisis del sujeto moderno y de sus certezas, trasladó a su obra una otredad múltiple que atribuyó a su desorientación existencial.