Por qué no comemos la cabeza del pulpo (y fórmulas para aprovecharla)
Esta parte del cefalópodo se descarta en favor de otras consideradas más nobles, aunque hay quienes la sirven como torreznos

A la hora de comer, una línea divide de forma contundente a los comensales: los que disfrutan de las cabezas de los animales, sean gambas, corvinas, conejos, corderos o terneras, de los que no. Tanto es así que, a veces, la tradición termina por absorber ciertos modos, como el de no comer la cabeza del pulpo en su receta más famosa, el pulpo á feira.