Psicofármacos: ¿cincuenta años de estancamiento?
Mientras los tratamientos para el cáncer o las cardiopatías han avanzado, en psiquiatría se siguen utilizando, con algunas variaciones, los mismos mecanismos de acción descubiertos hace más de medio siglo

Los años 50 y 60 fueron la época dorada de la psiquiatría. En aquel tiempo se pasó de un solar farmacológico a dar con opciones fiables que ponían coto a las sombras de la mente y regulaban el dolor emocional. Por serendipia, se descubrieron antipsicóticos que bloqueaban la recepción de dopamina y antidepresivos que actuaban sobre la recaptación de serotonina. Un avance bestial partiendo casi de cero y cristalizado en fármacos que atenuaban las voces de la esquizofrenia o arrojaban una cuerda con que ayudar a salir del pozo a las personas con depresión. Al comercializarse el Valium (diazepam) en 1963, las benzodiacepinas —que potencian al neurotransmisor GABA— fueron borrando del mapa a los riesgosos barbitúricos en el tratamiento de la ansiedad. Habían transcurrido menos de 15 años y, tras mucho laboratorio y un par de golpes de azar, los psiquiatras ya contaban con un escueto pero sólido arsenal de remedios que ofrecer a sus pacientes.