Que tu pareja caiga bien a tus amigos está genial, pero, ¿y si les cae mejor que tú?
Vincular la relación sentimental con las amistosas a menudo sucede de forma natural, pero igual de sano es hacerlo como mantener las distancias entre cada una. A veces, incluso cuando todo fluye y el novio o novia encaja en el grupo, se generan problemas que bien podrían resolverse estableciendo expectativas claras
Hay un capítulo de Seinfeld en el que se explica “la teoría de los mundos”. No tiene nada que ver con el multiverso ni la mecánica cuántica, sino con algo que comienza con una inocente llamada que el personaje de Elaine hace a casa de su amigo George, pero no para hablar con él, sino con su novia, Susan. “Quiero invitarla a comer y a que venga al Met mañana”, le explica ella. “No creo que quiera”, responde nervioso él. “¿Por qué?”, replica Elaine. “¡Porque qué sentido tendría!”, le reprocha George antes de resignarse angustiado a que se produzca la quedada. Lo que le preocupa a George es esa teoría que más tarde le explica a su otro gran amigo, Jerry. “No puedes hacerte una idea de la magnitud del problema. Si se le permite a ella [su novia] infiltrarse en este mundo, George Constanza tal como lo conoces dejará de existir. Verás, ahora mismo a la vista de todos hay un George ennoviado, pero al mismo tiempo también hay un George independiente”, argumenta mientras describe a ese segundo sujeto como mucho más desenfadado que el primero. “Me encanta ese George”, le dice su amigo. “¡A mí también! Pero se está muriendo, Jerry. Si el George ennoviado entra por esta puerta matará al George independiente”, se desespera.