Sabalenka, la número uno con mayúsculas
La bielorrusa se impone con holgura a Pegula (7-5 y 6-2) y conquista por primera vez Miami, a la vez que incrementa la brecha con Swiatek: más de 3.000 puntos

Ahora sí, Aryna Sabalenka levanta los brazos, sonríe y festeja. Tras el chasco en Australia y posteriormente en Indian Wells, negada en aquellas dos finales por Madison Keys y la joven Mirra Andreeva, la número uno se dispara otra vez (7-5 y 6-2 a Jessica Pegula) y atrapa su primer trofeo de prestigio de la temporada. Triunfó en enero en Brisbane, pero la fortuna le había sido esquiva a partir de ahí; dos derrotas dolorosas y también dos patinazos en el desierto árabe, primera y segunda ronda allí, hasta este último mordisco liberatorio que le concede su decimonoveno título, el octavo de categoría 1000. Vuelve la de Minsk por sus fueros, elogio a la regularidad y cada vez más consolidada en la silla de mando, toda vez que Iga Swiatek ha cedido terreno y la amenaza de Coco Gauff ha perdido fuerza.
BADOSA: OBJETIVO MADRID
Paula Badosa había publicado en los últimos días una serie de mensajes en los que lamentaba este último parón, forzado una vez más por la lesión que sufre en la espalda desde hace dos años. No obstante, la catalana no había precisado cuándo pretendía reaparecer.
Antes de la mala noticia de Miami, obligada a renunciar al duelo de octavos frente a Alexandra Eala, su hoja de ruta marcaba el paso por Charleston y Stuttgart, antes de intervenir en Madrid, torneo que siempre le ha hecho una especial ilusión.
Y ahí es donde apunta, según reveló en una entrevista concedida a El Larguero de la Cadena Ser. “Me había asustado, pero esta vez no voy a tener que estar siete meses fuera del circuito, por suerte. Es una pequeña hernia. Tengo un mes y espero que la espalda me responda”, afirmó la novena del mundo.
Badosa tuvo que retirarse del torneo de Mérida en febrero, cuando disputaba los cuartos de final, y luego tuvo que renunciar a Indian Wells; en Miami, otro intento frustrado y ahora la doble renuncia al despegue de la gira de tierra.
“Hay momentos que digo: no puedo más. Pero el amor que tengo por este deporte me hace seguir, porque necesidad, si somos sinceros, no la tengo”, expresó; “quiero seguir y me digo: va, un poco más, esta va a ser la última infiltración y ya paro. La última, la última… Y así es como que voy empujándome”.