“Si trabajas en lo que te gusta, no trabajarás ni un día”: las trampas de la frase que nos convenció de que hay que trabajar por amor y no por dinero

Esta retórica ha favorecido el sentimiento colectivo de agradecimiento por conseguir ejercer determinadas profesiones pese a que sus condiciones laborales no sean las deseadas. Pero buscar la realización personal a través del trabajo sin obtener recompensas justas ni poner límites puede generar un sentimiento de frustración

Jan 25, 2025 - 05:00
“Si trabajas en lo que te gusta, no trabajarás ni un día”: las trampas de la frase que nos convenció de que hay que trabajar por amor y no por dinero

Desdibujar la línea que separa la vida personal de la laboral es uno de los objetivos que algunas empresas persiguen a través de sus estrategias de marketing corporativo. Durante la primera década de los 2000, estaba muy bien valorado el modelo exportado de Silicon Valley (California), donde empresas tecnológicas como Google o Apple habían integrado en sus instalaciones todo tipo de servicios: gimnasios, peluquerías, juegos recreativos, restaurantes… Tener un tobogán dentro de la oficina se convirtió en un símbolo de innovación, de buen hacer y, también, de modernidad. La idea partía no solo de cubrir las necesidades de los trabajadores, sino de fomentar las relaciones sociales, la diversión individual y así, de alguna manera, convertir el tiempo de trabajo en tiempo de ocio. De esta forma, manteniendo a los trabajadores contentos y provistos de todos los servicios posibles, el retorno en creatividad, motivación y esfuerzo se traduciría en ganancias y consecución de objetivos para la corporación.

Seguir leyendo