Sidenor y sus socios vascos toman el control de Talgo tras comprar el 29,7% con una mejora de la oferta

El consorcio que lidera José Antonio Jainaga pagará 4,15 euros por acción más un variable, en función del cumplimiento del plan de negocio, que sube de 0,65 a 0,85 euros. La inversión total puede alcanzar los 184 millones

Feb 14, 2025 - 17:00
Sidenor y sus socios vascos toman el control de Talgo tras comprar el 29,7% con una mejora de la oferta
Desde la izquierda, el presidente de BBK, Xabier Sagredo, el consejero de Industria del Gobierno vasco, Mikel Jauregi, el presidente de Sidenor, José Antonio Jainaga, el consejero de Hacienda, Noël d' Anjou, y Jon Urresti, presidente de Vital.

El cambio al frente del accionariado de Talgo se ha consumado esta tarde cumpliéndose con el empeño de los gobiernos central y vasco de que la empresa sea comandada por capital español. El grupo vasco de inversores que encabeza José Antonio Jainaga, presidente de Sidenor, ha cerrado un acuerdo para hacerse con el papel de primer accionista, con el 29,76% del capital. Su propuesta del 6 de febrero, de 4,15 euros por acción como pago fijo, ha sido aceptada por la instrumental Pegaso, en la que están alineados el fondo Trilantic y la familia Oriol con un 37,5% de las acciones del fabricante de trenes. A ese pago asegurado se le sumarían hasta 0,85 euros por título en función del cumplimiento del plan de negocio de Talgo en 2027 y 2028. Esta última cifra incluye una mejora desde los 0,65 euros anteriores, totalizando una propuesta de hasta 5 euros por acción. El pacto ha sido confirmado ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), con la reserva de que está pendiente de la aprobación de los órganos de gobierno de las partes.

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Jainaga abre una nueva ventana de negocio para su acero

La diversificación marca desde hace años la hoja de ruta de José Antonio Jainaga (Bilbao, 1954). La siderúrgica Sidenor concentra el 70% de sus ventas en el sector de automoción, el principal cliente de los aceros especiales y que ahora no vive su mejor momento en Europa. La producción de vehículos en la eurozona cayó un 20% en relación con 2019, en la etapa anterior a la pasada pandemia, lo que supuso la pérdida de tres millones de unidades.

Toca ampliar operaciones a otros mercados, como el ferroviario, que también se surte de acero. De hecho, el otro fabricante español de trenes, CAF, cerró hace años su acería para externalizar la producción. En aquella ocasión, Jainaga se postuló públicamente como proveedor del grupo de Beasain (Gipuzkoa). En CAF no quieren saber nada de un proceso de concentración con Talgo. En esta línea, la fundación Kutxa, que opera en Gipuzkoa, no participa en el consorcio vasco que integran los otros dos accionistas de Kutxabank, la vizcaína BBK y la alavesa Vital.  

En esta búsqueda de nuevas vías de negocio, Jainaga ofreció a otros grupos vascos con acerías, como Olarra, Tubacex y Tubos Reunidos (TR), la posibilidad de concentrar en una única instalación sus actividades de cabecera para reducir costes. Una propuesta que no tuvo éxito ni con el fabricante de acero inoxidable (Olarra, filial de la compañía italiana Roda) ni con los citados productores de tubos sin soldadura.

Jainaga, que fue el número uno de su promoción en la Escuela de Ingeniería de Bilbao, una cantera de gestores de fábricas, comenzó su trayectoria profesional en Sener para pasar luego a la multinacional Michelin, donde dirigió la división de neumáticos para Europa de la marca francesa.

El salto al sector siderúrgico se produce en 1998, cuando el máximo accionista de Sidenor, Sabino Arrieta, le fichó como director general. Arrieta vendió la empresa a la corporación brasileña Gerdau en 2006 y una década después, Jainaga lideró un equipo de directivos para comprar el fabricante de aceros especiales por 155 millones de 2016. Gerdau no invertía al ritmo que necesitaba la dinámica de Sidenor, como le ocurre en la actualidad a Talgo.

El salto del directivo vasco para convertirse en empresario ya estaba dado tras una larga carrera. Como la diversificación estaba en su ADN, con su equipo de directivos en Sidenor emprendió el proyecto Mirai, con el que invierte 100 millones al año en compañías industriales con problemas de rentabilidad o de sucesión en el accionariado.