Solo las sonrisas perfectas tienen derechos humanos
El documental sobre las 7.291 personas que fallecieron en las residencias madrileñas durante la pandemia me conmocionó
Esta columna forma parte de la sección de Cultura y, considerando esta adscripción, me pregunto cómo representamos la vejez en el imaginario artístico. Cómo hemos ido conformando una idea de vejez a la que se asocian lo venerable, la memoria y la sabiduría, pero también fragilidad, soledad, enfermedad, cansancio, carga, temblor, decrepitud, acabamiento. Dignidad. No me he puesto a contar, pero intuyo que son más los relatos de un cuerpo humano joven, en ese perfecto estado de maduración que nunca percibimos cuando se trata de nuestro propio cuerpo, que los de esos otros cuerpos lastrados por la erosión de la vida. Sin embargo, nos quedan obras, en su punto justo de violencia y ternura, como Arrugas de Paco Roca y El ángel de piedra de la canadiense Margaret Laurence, una novela de cuya magnitud quise dejar constancia en una reseña de Babelia. Menciono estas dos obras porque su tema es la vejez y el olvido, el olvido de las cabezas medio perdidas y el olvido en el que a veces colocamos a estas personas.