‘The White Lotus’ y la trampa de la sirvienta dorada

Qué ilusa es la persona pobre que cree que por satisfacer a un millonario caprichoso vivirá mejor

Mar 4, 2025 - 00:00
‘The White Lotus’ y la trampa de la sirvienta dorada

Mis veranos universitarios los pasé trabajando en una tienda de moda italiana en Ibiza. Vendí vestidos a Daryl Hannah, vaqueros a futbolistas de la Champions y hasta llegamos a bajar la persiana en hora punta porque Valentino Rossi entró con un amigo para llevarse todo lo que quería (gratis, por supuesto). Comparada con mis amigas temporeras, camareras casi todas, me pagaban lo justo para sobrevivir hasta octubre, pero trabajar en ese local aspiracional tenía todas las ventajas que podía ambicionar una veinteañera sin responsabilidades y con ganas de pasarlo bien: carnet VIP para todas las discotecas, cenas gratis por tener como clientela a relaciones públicas de la isla o saber de antemano en qué mansión se celebraría la fiesta privada de turno. ¿No era mejor doblar camisetas bronceada en esa burbuja hedonista que hacerlo con ojeras comiendo asfalto en la ciudad? ¿En qué tienda de mi barrio iba a tener la propina del ruso que siempre pagaba en efectivo y siempre se negaba a coger su cambio, ya fueran 30 o 300 euros? Me creía la más lista por disfrutar de esas minucias, pero al llegar el otoño la realidad siempre me ponía en mi sitio: volvía a casa y a clase igual de pobre, o más, que cuando llegué a la isla.

Seguir leyendo